Una reflexión para clubes y ligas en el día del periodista

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El ejercicio de la difusión ha sido trascendental para el desarrollo del deporte en Colombia. En la región cafetera no ha sido la excepción, un territorio arropado por el deseo de narrar gestas atléticas.

El 9 de febrero se celebra el día del periodista en conmemoración a la aparición del primer papel periódico en Bogotá, capital colombiana. Una fecha que busca resaltar la actividad de informar sin distingo del enfoque.

Deporte Cafetero aprovecha la celebración para resaltar la importancia de la comunicación en las organizaciones del deporte aficionado, tan olvidada como minimizada en su esencia.

Hay algo claro y es que no todo periodista es comunicador social, pero sí todo comunicador social tiene las competencias básicas para ser periodista, y es este el que está cualificado para ejercer con total comprensión esa responsabilidad. Este concepto busca motivar a los actores del deporte a entender las bondades que ofrece un perfil orientado hacia el manejo, administración y publicación de la información, ya sea como herramienta o como estrategia.

No pretende este artículo abordar la delgada línea entre los empíricos y académicos, porque a lo largo de la historia ha quedado demostrando que existe un complemento entre quienes aprenden de manera respetuosa el oficio en la calle, y quienes han optado por acudir a las aulas de clase. 

La otra claridad que se debe tener es que la difusión es apenas un elemento en los procesos comunicativos. Cuando los dirigentes felicitan a los periodistas lo hacen básicamente por un asunto de publicación, el relatar día a día los procesos de los clubes y ligas para hacer más visibles ante las diversas comunidades; sin embargo, pocos se atreven a ahondar un poco más, a escarbar qué hay más allá de una publicación escueta, en darle respuesta a esa pregunta, ¿Qué más puede hacer un comunicador social-periodista?

Esto nos deja un solo camino: llevando la práctica de la comunicación a los organismos de escala territorial, se podrá evidenciar su real importancia en clubes, ligas y centros especializados en servicios alrededor del deporte, la actividad física y la recreación.

No hay que caminar demasiados kilómetros para detallar que el deporte profesional ha saboreado las mieles de ostentar oficinas de prensa, departamentos de comunicación completos al servicio de los públicos internos, de los clientes externos. Deuda que sostiene el deporte aficionado, tan precario en su evolución en múltiples áreas.

Que sea este 9 de febrero un momento para invitar a los dirigentes deportivos a contemplar un perfil aliado, preferiblemente comunicador con enfoque en deporte para el desarrollo de planes internos y acercamiento de actores externos.

El deporte aficionado necesita entender la comunicación como herramienta para luego transformarla en una gran estrategia que contribuya al logro de los objetivos económicos, administrativos, deportivos y sociales. 

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