
Deporte risaraldense, abuso de poder y corrupción
marzo 8, 2025El deporte risaraldense viene presentando un retroceso en aspectos administrativos desde el entorno público hasta el privado.
La Gobernación de Risaralda encendió nuevamente las alarmas sobre un presunto hecho de corrupción en la Liga Risaraldense de Fútbol de Salón, donde deportistas alertaron sobre la petición de dádivas por parte de dirigentes para acceder el programa Deportista Apoyado.
Aunque las denuncias son materia de investigación, con traslado a la Fiscalía; nuevamente una denuncia hace ruido en el contexto del deporte risaraldense, el mismo que por años viene fortaleciéndose internamente, en búsqueda de ser referente nacional.
Lo realmente preocupante, es que los hechos no solamente hacen parte de sucesos aislados, están marcados en una ruta crítica, que desde el mismo sector ignoran, donde los gremios público y privado, en ocasiones parecen tirarse la pelota, negar u omitir responsabilidades.
Desde el sector público se vienen silenciando sistemáticamente voces reaccionarias y críticas de la gestión, promoviendo bloqueos de carácter laboral; incluso en escenarios democráticos de participación de actores que son claves en la denuncia y divulgación.
Deporte Cafetero pudo conocer que por lo menos 9 ligas estarían involucradas en situaciones de dudosa gestión administrativa en los últimos años, en lo que abarcan presuntos casos de corrupción, hasta presuntos acosos sexuales a deportistas, el más sonado de ellos fue del exdirigente William Cano, de la Liga Risaraldense de Gimnasia.
Si bien es cierto que el incremento en el presupuesto para el deporte risaraldense ha significado un avance a todas luces visible en el desarrollo del deporte asociado en el departamento; las recurrentes denuncias, cambios administrativos en ligas, movimientos de orden político en entidades públicas, dan cuenta de la ausencia de una política de transparencia que hoy urge en Risaralda.
Este medio de comunicación, simultáneamente a la denuncia hecha por la Gobernación de Risaralda en el presunto caso de corrupción en fútbol de salón, conoció otros hechos que sin ser públicos, son materia de investigación en otra liga y no precisamente de conocimiento de la entidad territorial.
¿Qué hace que un caso sea público?, ¿Qué hace que un caso se mantenga reservado en oficinas?, muchas preguntas, para pocas respuestas. Si bien la Gobernación de Risaralda no tiene competencias de inspección, vigilancia y control, y se la pasa haciendo traslados a IVC y a entidades competentes, sí es la que firma los contratos interadministrativos con las ligas deportivas. Es su decisión exigirles a los dirigentes de las ligas modificaciones en sus gestión administrativa, porque la gestión pública no es para quedar bien con todo el mundo, es para gestionar el bien público con eficiencia y eficacia.
En los Juegos Nacionales de la Juventud, quedó en el aire la hipotética pérdida de una medalla por la negligencia administrativa en una liga, generando pérdidas económicas, detrimento patrimonial y lo más importante, de valor simbólico para las atletas.
Si el fallido manual de contratación, sonado y renombrado en el período de Ana Lucía Córdoba no está surtiendo el efecto deseado, es ménester que la Comisión Asesora del Deporte cumpla el papel para el que fue creada y le corresponda al deporte. Sus miembros son representantes de organismos públicos y privados, y su trabajo por ética profesional, tiene que abordar este tipo de situaciones.
Finalmente, todo este ruido solo hay que destacar tres aspectos: el primero es que no hay que olvidar que en el medio se encuentran los más vulnerables, los deportistas, que tienen que sopesar su calendario anual con un recurso del programa Deportista Apoyado que apenas se activa en el segundo trimestre, y que ahora, al parecer, les tocará pagar para acceder al mismo, si Amed Parra lo considera.
Lo segundo, destacar la política de denuncia de la Gobernación de Risaralda, aunque al interior del sector está claro en el lenguaje dirigencial, que su papel no es denunciar, sino estar atenta para prevenir, en consecuencia si se entiende que la denuncia genuinamente provino de los deportistas, no de una indagación de carácter interno como otras que se han publicado, en una lógica de acción-reacción.
Y el tercer aspecto, impulsa a comprender que los deportistas con sus denuncias están solicitando que la dirigencia deportiva esté acorde a sus intereses, no a los intereses particulares, que parece que abundan en el deporte asociado en el departamento en los últimos años.
Que más recursos no sean sinónimo de más corrupción, por el contrario, que exista una política de transparencia que les brinde garantías a los deportistas, a sus familiares que son los principales inversores en esa apuesta sana de ver a sus hijos siguiendo un proyecto de vida encaminado al deporte.
A los presidentes de las ligas deportivas en Risaralda el mensaje es claro: desde el periodismo no se tolerará prácticas de abuso de poder y corrupción. Todo lo que vaya en contravía del beneficio del sector, debe ser denunciado y aquellos actores, que indiscriminadamente usurpan los limitados recursos de las ligas, están llamados a renunciar inmediatamente a sus cargos.
Risaralda tiene que continuar siendo referente en programas de desarrollo deportivo, en altos logros con su medallería; al igual que en la gestión administrativa de sus dirigentes desde los diversos gremios.
¡No más manchas a la bandera!